Lugalzagesi había reinado durante veinticinco años antes de ser derrotado por Sargón I, que fue sucedido por Rimush, Manishutusu, Naram Sin y finalmente Sharkalisharri.
Cuatro reyes se alzaron a reclamar el trono mesopotámico: un Igigi; Imi; Nanum; e Ilulu, un Enano Guti.
La corona pasó a Dudu, que venía denominándose así desde la muerte de Sharkalisharri. Y luego a su hijo Shu Durul hasta que ya no hubo imperio y Uruk volvió al poder de la mano de Ningin.
A Ningin lo sucedió Gigir; y a éste Kuda, Puzur Illi y Utu o Lugal Melelm, sucesivamente.
Los Enanos Guti se hicieron más fuertes y su ejército coronó a un rey propio, dando un giro inesperado a la realeza sumeria. A los primeros monarcas se los borró de la historia, con la esperanza de recuperar la tierra. "Sumeria para los sumerios" solían decir en vano.
Los Enanos establecieron una realeza distinta a la conocida, cuya cabeza duraba tres años. Hasta que en tiempos del rey Inkishush de Gutium, cambió a seis.
A éste lo sucedieron
Zarlagab; Shulme; Silulumesh;
Inimabakesh, que reinó cinco años; Igeshaush; Iarlabag, que volvió a asentar el gobierno cada tres años; Ibate; Yarla; Kurum, que gobernó un sólo año; Apil Kin; La Erabum e Irarum, por dos años de reinado cada uno; Ibranum por un año; Hablum, por dos años; Puzur Sin, Iarlaganda y Sium, por siete años cada uno; y finalmente Tirigan, que tan sólo duró cuarenta días y fue derrotado por Utu Hegal de Uruk.
Tirigan era pacifista y prefería el diálogo a la guerra, fue rescatado por Atrahasis, que aseguró "hemos logrado que un Guti bondadoso suba al trono, y es usurpado por un Sumerio aguerrido ¿será que sólo quieren la guerra sin importarles quien gobierne?". En efecto, Utu reinó siete años y fue destronado por otro sumerio: Nammu de Ur, su propio general.