Tras el destierro de los Titanes, la civilización de los Medianos comenzó a florecer. Y una de las primeras ciudades en aparecer fue Kish, tras su derrota Uruk se alzó majestuosa.
Su cerámica fina y de "gruesos labios" se hizo conocida en toda la región, lo mismo que sus sellos cilíndricos, únicos en el mundo. Por otra parte, sus palacios llegaron a ser monumentales.
Su fundador fue Meshkiang Gasher quien se auto proclamó rey y conquistó desde el Mediterráneo hasta los montes Zagros, donde murió. Su epígrafe fue "ganó el mar y desapareció en las montañas". Pero quien lograría mayores prodigios sería su hijo, Enmerak, que había heredado los dones solares de Shamash, su antepasado Titán.
Enmerkar estaba enamorado de Inanna, una joven algo caprichosa, descendiente de Ishtar, que tenía alas de hada y lechuzas por mascotas. Ella coqueteaba con el rey de Shinar, pero también paseaba por los jardines de Aratta, con el señor de aquel lugar.
Aratta era un país rico y montañoso, situado río arriba. Su monarca era Ensuh Keshdanna. Y sus riquezas consistían en metales, minerales y la capacidad de sus artesanos. Inanna admiraba todo aquello, pero su corazón estaba río abajo, junto a Enmerkar.
-Deja que vaya y conquiste Aratta para ti -le dijo un día el rey-, así tendremos las riquezas de Ensuh y tu corazón ya no estará dividido.
-Tu idea me parece maravillosa -le dijo, y lo besó-. Sería bueno comprometernos y enviar un heraldo a través de las montañas de Susin y Anshan, para exigirle a Keshdanna, sumisión y tributo.
Cuando el mensajero se presentó ante el Señor de Aratta, éste se burló porque no creía que el poder de Enmerkar fuera suficiente para vencerlo.
-¿Qué me pueden hacer sus rayitos de sol?- rió.
-Tal vez nada, buen señor, pero debe saber que el rey de Uruk se ha comprometido con la joven Inanna.
Ensuh empalideció ante tales palabras, porque sin su amada nada parecía tener sentido.
-Escribe heraldo de Enmerkar -le ordenó a modo de respuesta-. Mis ejército está preparado para vencerte, no eres rival para mí. Sin embargo, si es cierto que Inanna se ha comprometido contigo, me someteré a cambio una buena cantidad de tu grano y de tu cebada. Con el grano alimentaré a mi gente y con la cebada haré cerveza para ahogar mis penas. Que Inanna me escriba de puño y letra, confirmándome esto. Si es un ardid, prepárate para morir.
Enmerkar rió de buena gana cuando el mensajero leyó la epístola de su enemigo y lo envió de vuelta, con cebada para que Keshdanna se emborrachase, pero sin nada de trigo para su gente. Además le exigía más joyas para el cetro que Inanna tendría desde su coronación como reina. La joven, por su parte, había agregado un texto de su puño y letra "mi corazón está río abajo".
El rey de Aratta se angustió sobremanera cuando leyó el añadido de su amada, y pensó que ante la ambición de Enmerkar, sólo quedaba una respuesta: el combate cuerpo a cuerpo, sin ejércitos de por medio. Pero cuando el duelo estaba a punto de desarrollarse, vio con estupor que no era su enemigo el que lo esperaba, sino Inanna con su anillo de compromiso. Y así cedió, finalmente, ante el poder de Uruk.
Tiempo después, un nuevo Señor de Aratta reemplazó al primero, como servidor del rey de Uruk. Su nombre era Ensuhgiran. Él también desafió a Enmerkar, alíándose con Urgirinuna, mago de Hamazi. Pero el encantador fue vencido por una maga más experimentada: Wise Sagburu de Eresh. Y Ensuhgiran también tuvo que someterse a su rey.