Había Titanes que querían preservar la vida de los Medianos, por más pequeños y frágiles que estos fueran. Y había Titanes que deseaban borrarlos de la faz de la tierra. En esto consistió principalmenre la Guerra del Destierro. Y se dio en todo el mundo por igual.
El momento de máxima expresión de este combate se dio cuando los poderes titánicos desestabilizaron el clima mundial.
Enlil juntó un ejército y le exigió a Enki que hiciera llover como nunca y desbordara los mares, para que los Medianos perecieran como hormigas arrastradas por un baldaso de agua. Éste prestó juramento y se encaminó a realizar su funesta tarea. Pero antes pasó por la casa de Atrahasis y habló a las paredes, porque había jurado no advertir a los Medianos. El mago estaba dentro y escuchó todo, por eso en adelante se diría que "las paredes oyen".
Y esto fue lo que Enki dijo:
"Pared óyeme, choza de caña graba mis palabras. Que bueno sería que fueras barca por el diluvio que se avecina. Un barco fuerte capáz de llevar muchos Medianos y animales. Con cubiertas fuertes y betún".
Atrahasis obedeció y construyó un arca para todos los que quisieran abordarla. También su amigo Noah fue advertido. Y muchos otros armaron embarcaciones para salvar sus vidas. Los que no quisieron oír, perecieron.
Adad hizo tronar el cielo, Enki inundó la tierra, y cuando Enlil descubrió los barcos enfureció. Pero era tal el desastre que había causado, que se dio cuenta el mal que había hecho y se arrepintió.
"Me aseguré de conservar la vida de los Medianos, porque aunque no lo quieras, también descienden de nosotros" dijo Enki, y el diluvio cesó.
En efecto, Elohim había creado a los Titanes y de estos habían nacido los Gigantes, que a la vez fueron padres de Semigigantes o Goliats, de quienes nacieron los Medianos, padres de Enanos, abuelos de Pigmeos.
Así, los Titanes aprendieron que el tamaño no era lo que importaba, si no la humanidad que todos compartían.
Elohim, por su parte, había creado dos nuevos mundos, donde aún vivían los Grandes Lagartos, e incluso la vegetación era colosal.
-A aquellos que defendieron a la Humanidad, los enviaré a Tierra Grande -les dijo-, en el Comunverso, donde evolucionarán y se harán mortales, pero su premio será eterno. A los que condenaron a los Medianos los envío a Desterra, en el Magiverso, donde no habrá descendencia, ni evolución, y su inmortalidad les será insoportable.
Desde entonces no hubo más Titanes en la tierra, los Medianos comenzaron a esparcirse por doquier y Elohim cuidaba de ellos.