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Foto del escritorAlvaro Panzitta

Guerra de Titanes


Hadad, Titán del trueno, no tuvo problema en esclavizar a los Medianos e incluso pareció que estaba esperando por ello. A Tammuz, el Titán de la vegetación, tampoco pareció importarle. Y mucho menos a Shamash, quier era capaz de proyectar rayos de sol. Dentro de sus ejércitos también encontraron aliados de Anshar y Kishar, en su mayoría Gigantes.

Anu, Ki, Marduk, Zarpanitu, Nabu y los Anunnaki fueron de los pocos que se animaron a combatir a los de su propia raza, pereciendo muchos en el intento.

Y uno de los mayores logros de Marduk en ese tiempo, fue vencer a Erra, Titán de la guerra.

Enki y su familia, mientras tanto, actuaron por detrás. Fingían estar a favor de los Titanes, pero en secreto ayudaban a los medianos. La Historia los tildaría de cobardes y pocos recordarían sus hazañas.

Otros Titanes que permanecieron neutrales fueron: Enkimdu, un agricultor; Endursaga, el mensajero; Gatumdu; Isharsa, la prostituta; Isimud, heraldo del rey; Damu, aunque colaboró con su don de curación; Mushdamma, el constructor; Nansé, que hablabs con los animales;

Enlil contó con el apoyo de su hijo Enbilulu, un agricultor; con Enmesarra, un solar a quien terminó matando; con Enten y Emesh, pastores de ovejas; con Gibil y Guirra dos fueguinos; con Gugalanna, una especie de colosal Minotauro; con Kabta; con Kadi y sus serpientes; con Latarak, un leónido; con Anat, la prostituta; con Anatu, que mató a Ki porque deseaba a Anu; con Damkina, la terraformadora; con Nisaba, guardians del arroz;

Pero algunos no sólo ayudaron a Enlil, sino que lo terminaron de oscurecer, como Adar, que odiaba a los niños. Dagón, el Titán Tritón. Lugalgirra y Meslamtea, los gemelos que aseguraban ser guardianes del Inframundo, aunque en realidad mataban a quienes visitaban sus cavernas. Namtar, aliado de los anteriores. Ninazu, el mayordomo de los mellizos.

Ningal, otra solar, fue una esplendida combatiente que mantuvo a raya a sus congéneres. Era la madre de Ningikuga, Dama de las Cañas de Azúcar, quien la ayudó hasta el final de sus días. Juntas combatieron a la oscura Ningishzida. Pero no todo era guerra, cuando una batalla terminaba, el punto neutral de encuentro era la taberna de Ninkasi, Titánide neutral, hacedora de cerveza.

Ninsubur, la Reina del Este, se levantó contra los Medianos, encontrándose con la orma de su maza: la Titánide Ninsuna.

Nusku se opuso a su líder, Enlil y perdió más allá de sus poderes de fuego y luz. Mientras que Sala apoyó a su esposo, Hadad, y fue derrotada por Tasmetu, viuda de Nabu.

Tispak, Titán de los ejércitos, fue con todo su poderío contra Marduk, haciéndolo perecer junto a los suyos. Aunque después quiso ir de igual modo contra Enlil, porque su pasión no estaba en elegir un bando sino en pelear.

Enlil envió contra él a su dragón, Labbú, el Furioso. Sin embargo, Tispak lo mata sin mucho esfuerzo y descubre una nueva pasión: cazar dragones. Su nuevo interés lo aleja de su objetivo y es por eso que a futuro se dirá que Labbú salvó a su amo.

Tispak fue por Mushusu, que lo engañó haciéndose pasar por muerto. Sería Dann, el mago, quien lo vencería finalmente.

Pero faltaba mucho para que la guerra terminara. Y lo que sucedía en la Mesopotamia se replicaba en todo el mundo: los Titanes querían el dominarlo todo.


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