Enlil había logrado establecerse y su corazón estaba en paz. No deseaba el mal a nadie y esperaba vivir para siempre, en medio de sus nietos y tataranietos. Sabía que, si no se los mataba, los Titanes eran eternos. Pero lo que no imaginaba era la guerra que estaba a punto de estallar.
Ashur, que había perdido la batalla con Marduk, se encaminó a la casa de Enlil para proponerle vengarse de su sobrino. Al ser rechazado fingió irse, pero en un descuido del otro, mató a su mujer y a dos de sus hijos: Ninurta y Zababa.
Ninurta había llegado a ser protector de Girsu, en la región de Lagash Pero ni su maza mágica -Sharur-, ni la experiencia contra monstruos como Indugud, le sirvieron contra el abominable Ashur.
Sharur fue despedazada y sus restos fueron recogidos por Atrahasis, un mago del lugar, quien pidió a los Enanos que forjaran con ella siete armas semejantes, para Medianos de gran valor.
Zababa, por otra parte, había sido conocido como "el Aplastador de Piedras", lo que suponía un gran poder. Pero nada fue suficiente contra Ashur, su verdugo.
Al descubrir la tragedia, Enlil fue en busca de Marduk, para pedirle ayuda contra Ashur. El protector de Nippur sabía del cambio de conducta en su antiguo rival, y accedió a unirse a él. Juntos derrotaron al asesino, pero la ira de Enlil lo cegó y no sólo mató a su contrincante, quiso que sufriera antes de morir. Marduk se enojó y regresó a su ciudad justo para la guerra.
Entretanto, el corazón de Enlil volvió a la oscuridad.